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jueves, 17 de noviembre de 2016

Símbolos patrios de Venezuela

 símbolos patrios




HIMNO NACIONAL DE VENEZUELA
   "GLORIA AL BRAVO PUEBLO"

Coro

Gloria al bravo pueblo
que el yugo lanzó,
la ley respetando,
la virtud y honor.

   I

¡Abajo cadenas!
Gritaba el señor;
y el pobre en su choza
libertad pidió.
A este santo nombre
tembló de pavor
el vil egoísmo
que otra vez triunfó.

.

II

Gritemos con brío:
¡Muera la opresión!
Compatriotas fieles,
la fuerza es la unión;
y desde el Empíreo
el Supremo Autor,
un sublime aliento
al pueblo infundió.

III

Unida con lazos
que el cielo formó,
la América toda,
existe en nación;
y si el despotismo
levanta la voz,
seguid el ejemplo
que Caracas dio

símbolos naturales


Breve análisis de la obra de Bolívar, como gobernante, en pro de la conservación de los recursos naturales renovables.

La primera referencia es respecto a las aguas y los bosques.

El decreto dictado por Bolívar, el 19 de diciembre de 1825 manifiesta la angustia que tenía por la ausencia de aguas que hacían el territorio correspondiente árido, sin vegetación e impedían a la colectividad obtener beneficios propios del cultivo de especies.

Ante esa situación Bolívar ordena el estudio sistemático de los ríos y de sus vertientes, es decir, de las cuencas hidrográficas y la preparación de un proyecto de riego para llevar las aguas a donde convenga.

En segundo lugar, decreta un programa de reforestación que había de llevarse a cabo en todo lugar donde el terreno prometa prosperar una especie de planta mayor cualquiera y hasta un número de millón de árboles.

Por último, ordena la preparación de un sistema legislativo para crear, mantener y aprovechar los bosques en el territorio de la república.

Nótese la sabiduría de esas providencias: conservar las fuentes de las aguas, al estudiar las cuencas hidrográficas, crear nuevos bosques y adoptar una legislación protectora.

La audacia de lanzarse con un plan de UN MILLÓN de árboles, cantidad que hoy en día sigue siendo apreciable, en momentos en los cuales no se disponía de los medios técnicos y financieros de hoy, indica el convencimiento pleno de parte de Bolívar de estar ante un problema de tal gravedad que no cabría limite a la necesidad de una solución. Hay que darse cuenta de lo que significaba hablar de un proyecto de magnitud semejante en 1825, con un erario público reducido y un estado que apenas estaba naciendo.

Y no queda Bolívar tranquilo con esa disposición sino que el 31 de julio de 1829, lanza otro decreto, más audaz e importante en el cual reconoce, primero le enorme riqueza e importancia de los bosques tanto de propiedad pública como de la privada. Segundo: La necesidad de proteger esa riqueza con medidas legislativas y de gobierno que fueren adecuadas. Tercero: El gran perjuicio que causa a esos bosques, el abusivo proceso de obtención exagerada en ellos de maderas y productos vegetales.

Ante esa situación, Bolívar ordena levantar un censo de los bosques existentes, se prohíbe explotar los bosques baldíos sin licencia, establece sanciones a quienes violenten esa norma, crea un impuesto para gravar la explotación forestal y no permite que ciertos productos sean extraídos, incluso en bosques de propiedad privada sin expreso permiso de un organismo administrativo.

Pero, no son solamente las tierras, las aguas y los bosques, motivo de la preocupación del Libertador, sino que atiende también el grave problema de la conservación de ciertas especies de la fauna, sosteniendo, en especial acerca de las vicuñas, que si no se toman medidas oportunas de protección, esa hermosa y peculiar producción se verá aniquilada por la matanza que se hace sin prudencia de ninguna clase. Por esa razón no solo se prohibe matar a esos animales sino sanciona con multa el infringir la norma.
Está marcado allí todo un hermoso cuadro de labor conservacionista: al crear condiciones para que las tierras se recuperen, mantener las cuencas hidrográficas, formar bosques, regular su explotación procurar su mantenimiento, conservar las especies animales: es en esquema, todo cuanto el moderno Estado de hoy debe hacer y a veces no hace.

Pero no debemos olvidar que el Libertador había sido, por tiempo suficiente hombre de campo, acostumbrado a tratar la tierra y sus productos, pues personalmente asumió antes de 1810 en los valles de Aragua la administración de las tierras de su patrimonio donde se cultivaba el añil, el algodón, el café y el cacao. Sabía la importancia de las aguas para los cultivos y el afecto que el agricultor toma por su tierra.

No nos debe extrañar su preocupación por la agricultura, manifestada en los decretos de 21 de mayo de 1820 y el 17 de diciembre de 1825. En esos decretos se advierte que la agricultura, junto con el comercio y la industria, son el origen de la abundancia y prosperidad nacional.

La exquisita prudencia bolivariana en esta materia está marcada con claridad en su decreto del 21 de mayo de 1820, que está referido a la necesidad del cultivo nacional para el fomento de la riqueza agropecuaria del país.

Allí Bolívar contempla el problema bajo todos sus puntos de vista: uno, el eminentemente práctico, es decir, el atender, al hecho de los cultivos que existen y de las crías de que se dispone; el otro, el teórico, o sea el fomento del estudio, de la investigación de la realidad y de las necesidades nacionales. ¿Cómo?. La experimentación, el presentar proyectos de mejoras y reformas en las crías y cultivos, el estudio de los principios científicos, la divulgación de los conocimientos teóricos mediante libros y manuscritos y el impulso a los cultivos como el café el añil, el cacao, el algodón, el olivo, la vid, animando para ello a los propietarios y hacendados.

Unas tierras debidamente cultivadas, una población preparada para los tratos a la naturaleza, una actividad agropecuaria fomentada en sus bases técnicas y económicas. ¿Qué más podría pedirse para disponer de las ventajas de la gran riqueza?.

Esas informaciones nos permiten advertir en el libertador, no solo al teórico de la política, al hombre de la guerra, al sabio legislador, sino también al estadista previsor, que apareció en la naturaleza el más importante y seguro basamento de la riqueza de los pueblos, al permitirle, no solamente una fuente de beneficios económicos, sino un campo amplísimo para el buen educar de la gente y el disfrute de las bellezas nacionales.

Es justo y lógico hablar de Bolívar conservacionista. Merece ese título al cuidar de los recursos naturales de la República, al fomentar la educación de sus jóvenes en esa importante rama del saber humano, al premiar a quienes lo hacían, al castigar a quienes atentaban contra la naturaleza y la república destruyendo sus bosques, acabando con su aguas, haciendo áridas a sus tierras y el más inagotable manantial de las riquezas del Estado.

Como atento vigilante de esa riqueza por decreto del 20 de diciembre de 1826, para poner a la vida nacional la grave pérdida de sus ganados, reducidos por las consecuencias de la guerra al extremo de carecer de suficientes de ellos para el cultivo de las tierras, para el transporte y para la defensa, prohibió la exportación de toda clase de ganado.

Y no puede menos de hacerse mención en estos momentos, del atento cuidado que puso el libertador en destacar el interés en la educación de la juventud en las labores del campo, que no solamente deberían abarcar los aspectos teóricos sino eminentemente prácticos. Cuando impartió en 1821 instrucciones para educar a su sobrino Fernando Bolívar hizo expresa advertencia de que era necesario, además de enseñarle geografía y ciencias exactas, tratar de que aprendiese un buen oficio como la agricultura, pues gente entendida en esos menesteres "son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar".

Estamos, por lo tanto, en presencia de un Hombre de Estado como el Libertador, para quien fue preocupación permanente en su vida de gobernante proteger todos los recursos naturales renovables del país y además preparar la gente necesaria para el buen cultivo de los mismos que eran, repito sus palabras los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar.

Bolívar conoció mejor que nadie prácticamente todo nuestro territorio y el de gran parte de América. Si se tiene paciencia para señalar en un mapa con una marca todos los lugares desde donde Bolívar envió una carta, se tendrá ante la vista la clara idea gráfica de la presencia física del libertador por la enorme amplitud de nuestra geografía. El mar, el llano, la montaña, los ríos, las tierras inundadas, los espacios secos, la selva, todo fue minuciosamente recorrido por Bolívar.

Ese trato directo con la tierra y con sus elementos de juicio le permite adquirir la noción exacta de la realidad del país. Se emociona ante sus bellezas se interesa por sus riquezas, cuida atentamente de que ellas no sean perturbadas por la explotación interesada ni por el deseo desenfrenado de lucro.

Si pensamos en ese MILLÓN DE ARBOLES que Bolívar quiso hacer sembrar en los extensos bosques que ordeno proteger, en la fauna que quiso preservar, en las labores agropecuarias que deseaba fomentar, tendremos un motivo más para tener, por Bolívar una nueva razón de respeto y veneración.


La patria se hace en la cátedra del maestro enseñando a los alumnos. La patria se hace trabajando en el taller, en la fábrica o el comercio. La patria se hace con el instrumento de música o con la pluma del escritor. Pero la patria también se hace procurando que sus bosques sean más extensos, sus aguas más abundantes, su fauna más rica, sus tierras más feraces. Y esa labor fue la que el libertador quiso también realizar. Cuando los soldados lo realicen, tengan en cuenta que están no solo cumpliendo labor de patria sino como buenos militares acatando las órdenes de quien es por siempre el supremo conductor de las FUERZAS ARMADAS DEL PAÍS, el Libertador Simón Bolívar.

martes, 29 de marzo de 2016

Los Pastores de Aguas Calientes

Los Pastores de Aguas Calientes
Los Pastores de Aguas Calientes, una tradición conmemorable (todavía no se ha podido establecer una fecha exacta y decirla sin basamento es algo muy irresponsable), ha llevado al pueblo de Mariara y fuera de las fronteras del estado Carabobo una verdadera creencia y religión que todavía se mantienen en el corazón de muchos, a pesar de los años.
Se dice que la agrupación se inició, a raíz de que las 10 familias que habitaban en el sector de Aguas Calientes, cuando era una aldea, Gil Herrera, presidente de la organización civil Pastores de Aguas Calientes, cuenta que se presentó un verano muy fuerte que preocupó a estas familias porque la siembra, único medio para el sustento, se estaba secando y no daba sus frutos, aparte de la plaga que le había caído. Desesperados por la situación, se ponen de acuerdo y claman al Niño Jesús a una sola voz que les resuelva su problema, que les salve las cosechas; ellos en retribución prometen hacerle un velorio el 1 de diciembre. No pasaron más de seis días cuando empezaron a caer fuertes lluvias y con ellas el reverdecer de las plantas y la llegada de buenas cosechas, lo que alegró el ánimo de todos y, por supuesto, el agradecimiento y aumento de la fe. Esto los llevó a cumplir con sus promesas del velorio al Niño Jesús el 1 de diciembre de cada año sucesivo al evento. El velorio continuó realizándose todos los años en la misma fecha en lugares diferentes porque no contaban con una iglesia. Así se mantuvo hasta (1752 fecha que se esta verificando), cuando nacen los Pastores de Aguas Calientes.


Mariara, división político-territorial, población y superficie, economía municipal, bandera y escudo del municipio, clima y vegetación.

Mariara
Es la capital del municipio Diego Ibarra del estado de Carabobo en Venezuela, fue fundada por el obispo Mariano Martí el 3 de diciembre de 1781, más tarde en el año de 1810 se crea el Ayuntamiento de Valencia el cual estaba conformado por nueve tenientazgos: Valencia, Los Guayos, Puerto Cabello, Ocumare de la Costa, Turmero, Guacara, Güigüe, Maracay y Mariara.

DIVISIÓN POLÍTICO - TERRITORIAL
El Municipio Diego Ibarra, siendo su capital Mariara, formando parte de este Municipio las parroquias urbanas Mariara y Aguas Calientes.

POBLACIÓN Y SUPERFICIE
Según los resultados del último censo, el Municipio Diego Ibarra tenía para el año 1995 87.893 habitantes aproximadamente, con una proyección de 93.244 habitantes para 1998 y de 100.918 habitantes para el año 2000. Falta censo hasta el 2004.

Economía Municipal
Las finanzas municipales están compuestas por los ingresos que constitucionalmente corresponden, asignados por el Gobierno Nacional anualmente, y en mayor proporción por la recaudación tributaria propia a nivel local por parte de la Alcaldía. La actividad económica del municipio es fundamentalmente industrial, comercial y de servicios. La instalación de nuevas grandes empresas en las zonas industriales ha contribuido en gran medida al incremento de las finanzas públicas municipales y la economía local en general. El Presupuesto Municipal para el año 2013, establecido en la Ordenanza de Presupuesto Municipal de 2013, define un monto total de Bs 127.000.000. De los cuales Bs 48.000.000 corresponden a las asignaciones nacionales y Bs 79.000.000 a la recaudación propia, lo que es equivalente proporcionalmente a 38% por asignaciones nacionales y 62% por ingresos locales.


Bandera Municipio
La Bandera municipal, es producto de un concurso auspiciado por la municipalidad de Diego Ibarra, el año 1999, resultando como ganadora la artista Gloria Tovar de Meléndez, su obra quedó designada como la Bandera Oficial del Municipio luego de ser escogida entre un gran número de participantes.



El significado de la bandera es el siguiente:
Franja azul: Simboliza la presencia del Lago de Valencia que limita por el sur del municipio, así también los soberbios chorros que emergen de la montaña por el norte y que despliegan en tres ríos que al unirse forman el río Mariara.
En la parte izquierda de la franja azul se encuentra el Torreón, cuya edificación fue construida en el año 1700 por los dueños de la posesión Mariara y que funcionaba como túnel por donde escapaba el humo producto de la cocción del bagazo de caña seca para la elaboración del papelón.
Detrás del Torreón, aparece majestuoso el sol que simboliza el amanecer que ilumina cada rincón de un pueblo que surge a pesar de las dificultades.
Franja púrpura: Simboliza la sangre derramada en las batallas de la gesta independentista que tuvieron origen en las serranías de La Cabrera, donde hoy día permanece imperecedero un testigo mudo de estos acontecimientos de nuestra historia como lo es El Fortín.
Franja Verde: Simboliza el color de "La Esperanza", nombre que diera el Padre Capuchino Leonardo a la montaña donde nace el río. Este sacerdote, encantado con estos maravillosos valles mariareños, llegó a profetizar acontecimientos que hoy día se han cumplido en esta región. El verde simboliza también la vegetación de estos valles, así como la producción agrícola.

Escudo Municipal de Mariara



El escudo municipal, diseñado por la artista María Graciela Boza Pinto, fue el ganador de un concurso convocado al efecto, donde participaron cuarenta y cinco muestras y fue adoptado como Escudo Oficial del Municipio Autónomo Diego Ibarra, según acuerdo de la Cámara Municipal en su sesión correspondiente al 16 de junio de 1987.
Está inspirado en la conformación del Escudo del Estado Carabobo y se divide en dos únicos Cuarteles que se describen así:
El Cuartel inferior envuelve el pasado de Mariara, destaca la chimenea del trapiche (llamado El Torreón de Mariara) y el Acueducto. Al centro, en un fondo azul celeste, la silueta estilizada de una garza blanca, que significa el nombre de Mariara en dialecto arahuaco. A la derecha, el Fortín de La Cabrera circundado por un halo rojo que simboliza la sangre derramada allí por los soldados patriotas en la guerra de Independencia.
El Cuartel superior, representa el presente y el futuro de la región, o sea la riqueza que genera el Lago de Valencia, la agricultura y el potencial industrial.
En su parte superior aparece el Sol de Carabobo y en la parte inferior, enmarcado con una cinta tricolor con los colores de nuestra bandera, se citan dos referencias cronológicas: a la izquierda, el 30 de junio de 1959, fecha de la elevación a municipio y a la derecha, el 13 de agosto de 1981, fecha de la elevación a distrito o Municipio Autónomo.
En la barra horizontal que separa a los dos Cuarteles, tiene una fecha que destaca y es el 3 de Diciembre de 1781, fecha de la fundación de la parroquia Mariara por el Obispo Mariano Martí.

Clima y Vegetación de Carabobo
Vegetación de Selva en el lado norte de la cordillera Central, de los 400 a los 1.500 m. a partir de esta altura los bosques son más húmedos y su vegetación es más frondosa, tanto en las montañas de Nirgua, como en las del sur del lago de Valencia hay bosque poblados con grandes árboles. En la depresión central hay tierra de cultivo y sabanas para el pastoreo. En la costa, hay manglares y vegetación xerófila. Al noroeste, abundan grandes extensiones con cocoteros, desde Palma Sola, hasta el límite con Yaracuy.


Clima: La temperatura del estado se mantiene dentro de los 20° y 26° Celsius durante todo el año. Los periodos de lluvia ocurren desde mayo hasta noviembre, presentando pocas precipitaciones el resto del año y creando sequía mientras esto ocurre.

Himno de Mariara

Himno de Mariara

Letra y Música: Petra Ascanio Marrero

CORO
Mariara te rinde homenaje en todas partes y lugar
Donde pronuncian el nombre de Diego Ibarra
y MariaraSerá igual.

I
La independencia dejó un nombre que con
Nosotros está representado a este pueblo que
Los indios llamaron Maria – rha.
El General Diego Ibarra es el hombre que se
quedó aquí, Vamos todos a saludarlo y en su honor
les decimos así.

II
Diego Ibarra te saludamos al decirte ilustre señor
Tu recuerdo lo llevamos muy dentro del corazón
Tu rostro grabado está en nuestra mente
Porque este pueblo lleva tu nombre y por la Historia
Siempre se te recordará

III
Levantemos nuestra bandera, y su escudo de identidad
Son símbolos de esta tierra que siempre perdurarán
Un pensamiento de Simón Bolívar le llegó
A su gran amigo, recordando aquella batalla de triunfo
A la libertad.

IV
Maria – rha será la estrella de Carabobo en eje oriental
Recodada por los tacariguas que habitaron en este lugar.
Sus huellas quedaron aquí en la piedra con
Los pilones perforados por artistas indios, obra de
Mucho admirar.

Mariara, origen, sitios históricos, tradiciones y costumbres

Mariara es la capital del municipio Diego Ibarra del Estado de Carabobo en Venezuela, fue fundada por el Obispo Mariano Martí el 3 de diciembre de 1781, más tarde en el año de 1810 se crea el Ayuntamiento de Valencia el cual estaba conformado por nueve tenientazgos: Valencia, Los Guayos, Puerto Cabello, Ocumare de la Costa, Turmero, Guacara, Güigüe, Maracay y Mariara.

El nombre de Mariara es de origen netamente indígena, pero con caracteres indígenas, pero con caracteres etimológicos muy diferentes a los hasta ahora conocidos y que se refieren a la leyenda de la India "Maria-Rha". Esto que para nosotros siempre ha sido una simple leyenda, lo descartamos de plano por no ajustarse a ninguna verdad histórica que le ofreszca verosimilitud. La existencia de un cacique de nombre Elíseo Guaica y de su esposa Maria-Rha, es ubicada en el año 1738. Mariara es un vocablo de origen Arauco, que traducido con la mas conservadoras etimologías, vendría a significar: LUGAR (COLONIA) (ALDEA) CON GARZAS. La partícula final ARA - RE o RI, es una especie de clave para reconocer inmediatamente la ascendencia de la palabra, y significa (en lengua o dialecto Caribe y Arauco) LUGAR. El significado del ARI o ARA, derivado del vocablo HUARI, es de procedencia Quechua, del Perú, pero viene a significar casi lo mismo ósea: COLONIA DE... o SITIO DE... o LUGAR DE... El vocablo MARI, por su parte, se refiere a aves voladoras de la laguna, o más específicamente a GARZAS. Este vocablo si es exclusivamente de origen Arauco. De manera que al juntar las dos particular y ubicarlas con su fonéticas correcta, obtenemos el vocablo Mariara, ósea, COLONIA DE GARZAS.

Sitios Históricos
El Torreón del Trapiche, La Piedra De Los Pilones, El Fortín de La Cabrera, La Iglesia de Mariara.
Tradiciones:
LOS PASTORES DE AGUAS CALIENTES, LAS LOCAINAS, DEVOCIÓN A SAN JUAN BAUTISTA.
Costumbres: LA HAMACA,